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¿Sabes cómo relajar a tu niño?

¿Sabes desde cuándo se puede practicar la relajación con niños? ¿Se utilizan las mismas técnicas que con los adultos o adolescentes? ¿Se obtienen los mismos beneficios? ¿Para qué se emplean estas técnicas en población infantil? En el siguiente post, daremos respuesta a estas preguntas y explicaremos una de las técnicas de relajación más utilizada en población infantil.

Muchos os estaréis preguntando ¿Por qué necesitamos relajar a nuestros hijos? En la actualidad, los estudios epidemiológicos revelan cifras muy elevadas de trastornos de ansiedad en la infancia, que oscilan entre el 17% y 26% de la población. Frente a estos datos y conociendo los beneficios que aportan las técnicas de relajación. La pregunta sería ¿por qué no dotar desde pequeños de herramientas para gestionar la ansiedad?

La relajación o inducción a un estado de mayor tranquilidad se inicia de forma natural desde edades muy tempranas. Desde que nacemos, de manera natural al bebé se le suele tranquilizar cogiéndole en brazos, balanceándole en brazos, cantándole o hablándole suavemente, etc. Son recursos que constituyen formas de relajación naturales y universales, los cuales propician la transición hacia el sueño o un estado más calmado. Desde la psicología, se utilizan técnicas estructuradas que han demostrado su eficacia científica.

¿Qué técnica podemos utilizar con los niños?

Aproximadamente a partir de los 2 años y medio, los niños aumentan la capacidad para comunicarse verbalmente, y es aquí cuando podemos introducir actividades de relajación más estructuradas, aunque hasta los 6 años la relajación se introducirá básicamente como un juego y ¿qué mejor para ellos que jugar a relajarse? 😉 Uno de los métodos más utilizados en niños es la Técnica de relajación Muscular de Koeppen, que induce la relajación por medio de imágenes. Esta técnica tiene como objetivo la reducción de los niveles de activación muscular mediante la contracción voluntaria y progresiva de los músculos, consiguiendo un efecto de relajación. A continuación, te ofrecemos una guía para ponerla en práctica en casa vuestros peques:  

Brazos y manos: Imagina que tienes un limón en tu mano, lo aprietas muy fuerte, como si lo estuvieras exprimiendo. Cierra el puño y aprieta con mucha fuerza hasta que no queden más gotas de zumo. Ahora relaja la mano, el brazo y deja caer el limón.

Brazos y espalda: Imagina que eres un gato que se despereza estirando las patas y arqueando el lomo. Haz como el gato.

Hombros y cuello: Imagina que eres una tortuga que toma el sol en una roca. De repente ves a una gran gaviota que vuela hacia ti dispuesta a picarte. Refúgiate dentro del caparazón, encoge el cuello y los hombros para protegerte.

Boca: Imagina que masticas un enorme chicle, duro y elástico. Tensa tus dientes como si te costara mucho.

Cara y nariz: Imagina que una mosca se ha parado en tu nariz, te molesta y quieres espantarla, pero no puedes mover las manos. Arruga tu nariz y tu cara para espantarla.

Estómago: Imagina que estás tumbado al sol tranquilamente. De pronto ves a un pesado elefante que camina hacia ti y va a poner su pata sobre tu barriga. Aprieta el estómago para aguantar el peso.

Piernas y pies: Imagina que eres un explorador que camina por la selva. Sin querer pisas un barrizal de arenas movedizas. Intenta no hundirte apretando las piernas y encogiendo los dedos de los pies.

  

Y en terapia… ¿para qué está indicada?

En niños puede suponer una ayuda importante en el tratamiento de fobias, miedos, problemas de sueño, hiperactividad, déficit de atención, impulsividad. No obstante, lo importante, es que los niños pueden aprender estrategias aplicadas a las que poder recurrir cuando les haga falta.

En definitiva, la relajación tanto en niños, adolescentes como adultos, presenta numerables beneficios, de los que hablaremos más extensamente en otros artículos. Entre ellos podemos destacar, reducción de la ansiedad o la actividad fisiológica y disminución de la tensión muscular y mental, que hace que uno se encuentre en un estado más relajado;  mejora y/o soluciona los problemas relacionados con el sueño, mejora la memoria y la concentración, mejora del autocontrol, aumento de la seguridad en sí mismo, mayor capacidad de afrontar miedos y temores, así como una reducción de la ansiedad anticipatoria ante acontecimientos que pueden generar ansiedad.

 

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Cuidar tu salud emocional es una buena Idea. Queremos compartir contigo algunas de las claves para gestionar los retos de la vida diaria: ansiedad, vida familiar, relaciones de pareja… ¡Te esperamos en los comentarios!

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