Probablemente te suene de haberlo escuchado en la tele o en películas, generalmente representado en aquellas que hablan de guerras y en las que se ven soldados que vuelven del campo de batalla totalmente atormentados, como si aún siguieran allí.

Se produce tras la presencia de un suceso traumático. Oímos muchas veces la expresión “tengo un trauma” o “estoy traumatizado”. Pero ¿qué es realmente un trauma? No es simplemente una experiencia desagradable o estresante. Se trata de una amenaza o ataque que ocurre de repente y la víctima siente que no es capaz de manejarla. Además, rompe con toda norma, perturbando los esquemas que le sirven para entender el mundo y cómo moverse por él (McCann y Pearlman, 1990). Por ejemplo, una violación, un atentado terrorista, un accidente, un desastre natural… Puede ser de diferentes tipos pero cuanto más involucrado esté el ser humano, más probabilidad tendrá la víctima de desarrollar un TEPT. Será más probable en un caso de abuso que tras un terremoto.

Cuando el hecho traumático ocurre, ya sea que lo hemos vivido o presenciado, es normal pasar por un periodo de estrés y gran malestar. Por esto, no se puede hablar de un TEPT hasta pasado un mes, para dar tiempo a la adaptación. A partir de este tiempo, puede surgir incluso años más tarde.

El TEPT interfiere muchísimo con el día a día ya que sus síntomas son altamente invasivos. Las personas que lo padecen reexperimentan nuevamente el suceso, puesto que de repente se les viene el recuerdo sin nada que lo evoque, con tal alto nivel de malestar como si estuviera volviendo a ocurrir. Pueden ser en forma de imágenes durante el día o de pesadillas durante la noche. Además, están constantemente en alerta, con un altísimo nivel de ansiedad. Evitan todo lo que les recuerde al trauma y esto puede llegar a ser cualquier olor, sonido, lugares cercanos a dónde ocurrió, situaciones, personas… por lo que acaba siendo muy limitante.

Gracias a la investigación se han encontrado técnicas eficaces para tratar a las personas que sufren este trastorno, para reducir el malestar y que digieran el trauma de forma que no les limite en su día a día como hasta el momento. Se trabaja para que la persona se enfrente de manera controlada y segura, a todo aquello que le provoca ese horrible malestar. Para que llegue por sí mismo, a manejar la situación y recuperar poco a poco su vida. Al fin y al cabo, es la evitación la que no permite que tenga oportunidades de nuevo de sentirse competente, capaz y mantiene los síntomas.

La Fundación General de la Universidad de La Laguna tiene un curso online acreditado y valido por créditos ECTS, de formación sobre este complejo trastorno. Para todo aquel que esté interesado, puede informarse en el siguiente enlace: https://sede.fg.ull.es/es/curso/detalle/A18030170/evaluacion-y-tratamiento-para-el-trastorno-de-estres-postraumatico