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¿Cómo dar malas noticias sin «meter la pata»?

Eres médico y estás harto de no tener claro cómo dar malas noticias, eres profesor y cada vez que tienes que decirle a los padres de tus alumnos malas noticias, ¿temes por lo que ocurrirá? Se ha pasado el tiempo de espera y tienes que decirle a los clientes que están esperando, que mañana se les atenderá. 

Estamos rodeados de “malas noticias” que dar. Algunas son peores que otras, o al menos, más trascendentales. Aunque eso no quita, que cuando tenemos que dar las noticias sintamos que no tenemos los recursos necesarios para hacerlos. Es decir, no sabemos ni cómo, ni cuándo es mejor hacerlo, ni qué decir o de qué manera hacerlo. Nadie nace aprendido. 

Pero es cierto que existen unas pautas, que es las que vamos a compartir con vosotros a continuación, que facilitan y ayudan a que la información sea mejor procesada por parte de la persona que la recibe:

    • Gradualidad. 

Comenzaremos dando poca información, hasta que finalmente la digamos por completo. Dar toda la información de golpe y porrazo puede ser perjudicial para cualquier persona. 

    • Aviso inicial. 

Digamos que dar un adelanto de lo que vamos a contar, no es malo para nadie. Frases como “me temo que los resultado no son tan buenos como esperábamos” o “me temo que ha ocurrido lo que tanto intentamos posponer” avisará a la persona oyente de que lo que viene a continuación no será agradable. 

    • Información. 

Es bien sabido, que antes de dar cualquier tipo de información debemos tener presente que debemos estar preparados para responder a cualquier pregunta que nos haga aquella persona a la que le vamos a comunicar la mala noticia. Tendremos que tener en cuenta los aspectos que están bajo nuestro control y que podemos acceder a ellos, y aquellas cosas que no podemos responder, porque no sabemos la respuesta. Es decir, podemos responder cuál fue la causa de muerte de nuestro ser más querido, pero no podemos responder por qué le pasó a él y no a otra persona. 

    • Sensibilidad 

Uno de los pasos más importantes a tener en cuenta es la sensibilidad a los sentimientos y necesidades de la persona que va a recibir la mala noticia, y que presentará justo después de que se lo comentes.

 

Nadie quiere dar malas noticias. Eso está claro. Pero las cosas malas pasan. Diariamente. Y hay que comunicarlas… y parece que aunque nos den mucha teoría al respecto, nunca es suficiente para hacerlo de la mejor manera. Espero que no tengas que practicar muchas veces, y que las que lo tengas que hacer, lo hagas lo mejor que tú puedas y sepas. 

Si quieres perfeccionar tu técnica, no olvides que en el Centro de Psicología Idea somos especialistas.

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