Prácticamente todos hemos experimentado alguna vez el sentirnos angustiados, preocupados, nerviosos, asustados, tensos o con pánico. Con frecuencia, sentir ansiedad o angustia no es más que una molestia, aunque a veces, puede llegar a generar bastante malestar.

Interpretamos constantemente lo que está pasando, de forma automática, sin ser casi conscientes de que los pensamientos pasan por nuestra mente y tienen el poder de generar sensaciones agradables o desagradables. Si nos dejamos llevar por esos pensamientos, nos veremos inmersos en una proyección del futuro que en algunos casos derivan en ansiedad.

Sin embargo, todo esto forma parte de nosotros y cumple su función. Por ello, te propongo que exploremos las estrategias que nos permiten bajarnos de ese “vivir en automático”, fomentar la aceptación y aprender a vivir más presentes.