¿Saben cual es la p*** de la autoexigencia? Que hay veces que me ha funcionado. Hay veces que por ser tan exigente conmigo misma, he logrado cosas. Cosas que me han hecho sentir muy bien. Pero no sin sacrificio. Y a pesar de que en el momento, el sacrificio parece nada con respecto a lo que he conseguido, si ahora miro para atrás, veo… que poco a poco lo que fui perdiendo fue mi salud mental.
La autoexigencia es un arma de doble filo, porque al igual que insistirles tanto para mejorar, al final consigue que me sobreesfuerce, el diálogo que tengo conmigo misma dentro de mi, es totalmente machacador, destructivo, ruin, y extremadamente duro.
Y ahora, miro, pienso y siento que no merece la pena.
Muchas veces cuando explico el funcionamiento de la evitación (todos mis pacientes sabrán de lo que hablo), hablo de cuales son los mecanismos que hacen que se mantenga a corto plazo, y casi siempre es, que la muy pendeja, funciona. Funciona cuando no quiero discutir, el que me quede callada y no diga lo que pienso. A corto plazo. Funciona. A largo plazo, quizás me sale una “úlcera en el estómago” (esto es algo que se dice coloquialmente, no sé si pasa realmente).
El caso es que cuando yo me exijo la perfección, a pesar de que es imposible que la alcance, porque nunca me parecerá suficiente, obtengo un mejor resultado.
Y analizar esto, y ver por qué no funciona a largo plazo, es algo que Santana hará a final de mes en el curso. Ojalá lo hubiera encontrado en mi momento.
Entonces, sabemos que hay que mantener una clara distinción con la autoexigencia. Hay que saber cuando empujarnos y cuando cuidar de uno mismo. Y al parecer la forma más sana de comenzar este proceso es de cambiar nuestro dialogo interno. Convertirlo en algo más positivo y sano. Una autoexigencia que sepa perdonar cuando no llegamos hacer lo que nos propusimos y que nos anima a seguir adelante.
Cambiar nuestro dialogo interno es duro, pero poco a poco, dia a dia y con atencion podemos cambiarlo. El primer paso es darle corte al dialogo interno negativo. No nos autocastigemos.