No entiendo el perdón como lo hace todo el mundo. Hay veces que lo entiendo como una respuesta natural a algo que ha ocurrido y me genera alivio. Y hay otras en las que lo veo como una condición que me persigue. 

La religión o nuestra sociedad, siempre ha dicho que el perdón es una nuca forma de sanar, que hasta que no perdonamos no seremos libres. Y a mi me cuesta la vida entender que tengo que perdonar a alguien que me ha agredido, violentado o simplemente que tenga que perdonar algunos sucesos que me siguen doliendo. 

Porque entonces, me viene a la mente la dichosa pregunta: ¿si no perdono, nunca seré libre? 

Yo creo que todos nos podemos sentir relacionados con el habernos perdonado algo, haber perdonado a otros, haber pedido perdón cuando no era necesario, pero también entiendo que todos hemos podido sentir o vivir situaciones que no hemos podido, ni queremos perdonar. 

Se puede encontrar la paz en perdonar, pero también en no hacerlo. 

El perdón no es la única forma de sanar. 

Puedes no perdonar a tus agresores, sanar y sentirte libre. 

Puedes no perdonar y seguir con tu vida y no sentir dolor o enfado. 

Creo que es hora de parar el poner responsabilidad en otros. Si alguien te cuenta algo en lo que tu consideras que hay que pedir perdón, no lo impongas. Quizás la persona que lo está viviendo necesita tomar esa decisión por sí misma. 

Todos tenemos maneras diferentes de sanar. 

Perdonaremos cuando queramos y podamos. 

No cuando otros consideren que deberíamos. 

Perdonar no es obligatorio para mejorar. 

Todos encontramos el bienestar de manera diferente. 

Recuerda, si se te hace bola esto que te cuento, no dudes en pedir ayuda profesional.

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