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Aquí y ahora. El secreto para centrarte en el presente.

El conocido mindfulness o atención plena es una técnica que tiene innumerables beneficios y una fama casi tan extensa. ¿Por qué es tan famosa? ¿En qué consiste? Y, sobre todo, ¿qué nos aporta?

Desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir nos sumergimos en la rutina. Una rutina que viene muchas veces acompañada de estrés, lo que muchas veces nos lleva a convertirnos en autómatas de nuestra propia vida.

Piensa un momento en cómo te levantas por las mañanas: las prisas, el trabajo, los estudios… ¿Cuándo fue la última vez que disfrutaste realmente de tu comida favorita? La prisa interfiere, los pensamientos sobre el futuro o el pasado están tan presentes que te alejan de poder vivir en el ahora, de poder disfrutar plenamente de cada bocado. Te enganchas a ellos y entras en su bucle.

Mientras comes, aparecen pensamientos sobre lo mal que te habló tu jefe o sobre si podrás aprobar o no ese examen y, mientras: abres tu boca, masticas y tragas de manera automática, sin pararte a observar lo que está ocurriendo en ese momento. El presente se contamina y difumina.

La atención plena nos proporciona un momento de observación del presente, sin juzgar, evitar ni engancharnos a los pensamientos que nos aparezcan. Se trata de estar en contacto con el aquí y el ahora, prestando atención intencionadamente, sin juicios y con aceptación. Es una manera de conectarnos con el presente aquí y el ahora.

 Imagina darte una ducha atendiendo a todas las sensaciones que aparezcan. El olor del jabón, la sensación del agua cayendo sobre tu piel, el contacto de tus manos con tu pelo… Todo, dejando pasar los pensamientos que aparezcan, observándolos como si se trataran de un anuncio de televisión, sin apegarte a ellos y potenciando tu atención en las sensaciones del baño. ¿Cómo crees que saldrías de la ducha? Sin duda, suena a descanso. Un descanso de la frenética actividad diaria a la que nos sometemos.

¿Cómo te ayuda el mindfulness?

La atención plena requiere llevar a cabo una serie de acciones que son los componentes del mindfulness.

  1. Orientar la atención al momento
  2. Aceptar: implica experimentar el presente tal como es, sin defensas.
  3. Estar abiertos a la experiencia sin elaborar ni añadirle contenido a los pensamientos que se observen en ese momento. Dejarlos pasar sin engancharnos a ellos.
  4. Atender intencionadamente, implicarse activamente.

El mindfulness ayuda tanto a tener una vida más satisfactoria, así como a afrontar problemas psicológicos y físicos. Uno de los principales efectos de la atención plena se da en los pensamientos. Piensa en esas veces en las que te ocurre algún problema y no puedes parar de darle vueltas Tu cabeza se vuelve una cascada de pensamientos negativos a cada cual más elaborado que el anterior y que desemboca en mucho sufrimiento. Esto se conoce como rumiación. Lo atención plena no cambia el contenido de esos pensamientos, sino que cambia cómo nos relacionamos y nos identificamos con ellos. Favorece que adoptemos un rol de espectador, en lugar de involucrarnos en ellos hasta hacerlos más y más grandes.

Muchas veces nos anclamos en círculos viciosos y no paramos de preocuparnos, teniendo la cabeza constantemente llena. La solución a los problemas viene realmente de la acción. Darnos cuenta de que los pensamientos son sólo pensamientos y muchas veces no reflejan la realidad, ayudará a no apegarnos a ello como si fueran la verdad absoluta. Dentro del mindfulness se observan como sucesos internos, temporales y que no constituyen un reflejo de lo real. Nos permite, por tanto, tomar perspectiva y no entrar en el bucle rumiativo. Eso sí, ¡requiere práctica!

 

¿Cómo puedes empezar a incluirlo en tu vida diaria? Aquí te dejamos una serie de ejercicios que puedes hacer cada día para ganar estos momentos de atención plena e ir practicando:

  1. Cuando suene el despertador, permítete quedarte unos minutos en la cama. Respira lentamente y céntrate en tu cuerpo, en cómo se siente, realiza un chequeo atento, atendiendo a las sensaciones corporales.

  1. Sal a pasear pero no lo hagas con el piloto automático puesto. Hazlo despacio, inspirando durante 3 pasos y espirando durante otros 3.

  1. Aprovecha y come solo/a alguna vez. Cuando lo hagas trata de centrarte en todos tus sentidos. El olor de la comida, su textura, el sonido que hace cuando la masticas, su sabor… Mastica lentamente y trata de saborearla todo lo posible.

  1. Cundo te duches, explora todas las sensaciones que aparecen por tu cuerpo. Hazlo con el tiempo suficiente para que puedas disfrutarlo.

Recuerda que en breve comenzaremos con nuestro programa para aprender a adquirir esta habilidad. No dejes de suscribirte para estar al tanto de todas nuestras novedades 

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