La separación, como ejemplo de crisis conyugales, es un proceso que implica a padres e hijos, donde las conductas de la pareja influyen en los hijos. Debemos tener en cuenta que los primeros en enterarse de las crisis conyugales no son ni los amigos, ni los familiares, sino los hijos. Pensemos que los niños no son tan ingenuos como creemos y captan todo lo que ocurre entre sus padres. Aunque parezca que no nos escuchan o atienden, tiene sus antenas puestas, observando y captando información sobre lo que sucede en el hogar. Hay que ser cuidadosos, porque los peques interpretan las cosas según su mundo interno y, a veces, llegan a conclusiones que les pueden hacer daño.

Crisis conyugales: la separación o divorcio

El proceso de separación o divorcio es un proceso donde la pareja y los hijos están involucrados, los primeros de forma activa y los hijos de forma pasiva, es decir, son los espectadores de lo que ocurre entre sus padres. Ellos observan cómo se relacionan los padres, qué conductas tienen y perciben el ambiente familiar. Para los hijos lo más importante no son los problemas de la pareja, sino cómo reacciona cada uno de sus padres ante estos. Recordemos siempre que los niños necesitan padres que puedan apoyarlos emocionalmente para que se sientan seguros.

Una ruptura matrimonial no ocurre de repente, sino que es el resultado de un proceso que puede llevar muchos años y, por lo tanto, provocar deterioro en los vínculos familiares, y estrés para todos los miembros de la familia, incluido los niños. Muchas parejas quedan en una fase de discusiones, sin llegar a la ruptura. Es así que los conflictos y las conductas de la pareja se hacen crónicos, el ambiente familiar es negativo y los hijos son testigos de todo eso.

Si estamos pasando por un conflicto conyugal es recomendable buscar ayuda profesional para ver cómo gestionarlo, sobre todo frente a sus hijos, que están presenciando esa crisis. No hay que esperar a separarse para recurrir a un psicólogo. Los niños están presentes en todo el proceso, por lo tanto, no hay que posponer la ayuda de un psicólogo para cuando se llega a la decisión de la ruptura matrimonial.

¿Consideras que no discutir delante de los hijos es la solución?

¿Cómo crees que afrontan ellos esas crisis?

¿Qué opinas de mantener la relación por los hijos, a pesar de las discusiones?

¿Crees que la ruptura puede ser un proceso más estresante que el de los conflictos conyugales?