¿Hacia dónde dirigimos la atención normalmente?

Vivimos en una sociedad rápidamente cambiante y demandante, la realidad actual poco tiene que ver con la realidad que vivieron nuestros padres o abuelos.

Me refiero en concreto a la cantidad de estímulos y señales de nuestro entorno a la que estamos expuestos. Hoy día tenemos la suerte de poder acceder a prácticamente cualquier información que queramos. O aprender aquello que deseemos con un clic de ratón o el móvil que tenemos en nuestro bolsillo.

Pero, ¿como dirigimos nuestra atencion a algo productivo?

¿Estamos dirigiendo nuestra atención a información que nos aporte algo positivo y productivo para nosotros? ¿o estamos atendiendo a estímulos que provienen de las redes sociales, televisión, páginas de series y películas… constantemente?

Es importante darnos cuenta de que nuestro tiempo es limitado y que las pequeñas decisiones que tomemos cada día nos darán un resultado u otro.

A su vez, nuestra mente tiene una capacidad limitada en cuanto a sus recursos para atender y en cuanto a su rendimiento diario. Si pasamos el día atendiendo a estímulos externos que no nos aportan nada o que incluso nos afectan negativamente, agotaremos nuestro sistema nervioso con información carente de contenido significativo. Que finalmente hará que notemos cansancio o hastío, sin saber bien el motivo.

También es importante darnos cuenta, si dirigimos siempre nuestra atención a nuestro estado anímico para comenzar un proyecto. O una actividad, tareas cotidianas o conversaciones importantes con alguien, ya que en ocasiones si sólo atendemos a nuestro malestar en ese momento podemos terminar evitando o posponiendo aquello que realmente solucionaría una situación a corto plazo, incrementando así nuestro malestar.

Por supuesto, es bueno atender nuestras emociones. Pero en ocasiones debemos tomar decisiones y tomar acción en función de nuestras metas, sin dejarnos llevar por el desánimo, la apatía o la queja.

Esto es fundamental para tener una vida guiada por aquellos valores que son importantes para nosotros. A pesar de que a veces sintamos que se nos tambalea un poco nuestro mundo interno. En estos momentos, céntrate en aquello que puedes hacer a pesar de sentir miedo o desánimo, devolviendo a nuestra mente una realidad diferente a la que había anticipado, aprendiendo a cada paso que damos.