Todas y cada una de nosotras, llevamos a nuestras espaldas una mochila llena de aprendizajes. Aquellas enseñanzas que nos inculcaron nuestra madre y nuestro padre, nuestros abuelos o personas referentes en nuestras vidas. Llena de experiencias, de percepciones, de valores, de proyecciones hacia el futuro, de decepciones, frustraciones, de nuevas ilusiones… Hay mochilas pesadas, y otras más ligeras… De distintos colores, y con diferentes formas y olores…
… y a medida que nuestras vidas avanzan, surgen nuevos acontecimientos, nuevas experiencias que se suman y que, de alguna manera, nos transforman.
La aceptacion de nuestras mochilas, así como las nuevas experiencias que se suman en este camino que es la vida, es el primer paso para emprender la senda hacia el crecimiento y bienestar personal. Pero, ¿qué significa aceptar? y, por otro lado, ¿cómo lo podemos conseguir?.
La aceptacion no significa darnos por vencidos
Aceptar, no es sinónimo de resignación, de conformismo, o de validación… La aceptacion, es admitir, sin hacer juicios de valor, que los acontecimientos son como son. Lo cual implica dejar de pelearnos con la realidad. Ternemos que adaptarnos, flexibilizar y decidir activamente que los hechos, tal y como suceden, nos pueden ofrecer una oportunidad para desplegar todos nuestros recursos. Permitiéndonos, de este modo, mejorar, transformarnos y superar ese primer peldaño hacia el crecimiento.
Cuando nos resignamos, por el contrario, nos quedamos de brazos cruzados, pasivos, a la espera del que tiempo pase, con la esperanza de que mi malestar se vaya con él.
La aceptación se consigue cuando dejamos de luchar contra aquello que no podemos cambiar o controlar, enfocándonos en el aprendizaje que cada situación nos aporta y preguntándonos… ¿para qué me puede servir? Sin duda, habrán situaciones que nos disgustan o nos generan gran malestar, por lo que para llegar a la aceptación, no basta con admitir que los hechos han ocurrido de este modo o este otro, sino que, además, debemos escuchar, atender y dar una respuesta a esos sentimientos que nos producen, sin rehuirlos.
Carl G. Jung dijo: “lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”.