Como ya habíamos adelantado en el post anterior sobre la cantidad de huevos permitida a la semana, en este nuevo, hablaremos de otro de los mitos que más se han repetido y que aún a día de hoy se sigue escuchando mucho. Si de verdad eres de esas personas que no comen o se limitan mucho a la hora de comer frutos secos por miedo a engordar, te invito a que sigas leyendo esta entrada que he realizado acerca de ellos.

Si realmente hablamos de alimentos que “engordan” debemos aclarar en primer lugar, que ninguno de ellos tiene la capacidad por sí solo de engordarnos, sino que el balance energético del día es lo que supondrá un exceso o no de energía.

¿Qué propiedades nutricionales tienen los frutos secos?  

Este tipo de alimentos es capaz de generarnos una gran concentración de energía en poca cantidad de consumo debido a su alta densidad calórica.

Aunque parezca raro, este alto aporte de energía es por la gran cantidad de proteínas vegetales de alto valor biológico y la presencia de grasas vegetales saludables. Además, también contiene hidratos de carbono. Veamos qué frutos secos contienen la mayor cantidad de todo esto:

• Hidratos de carbono: LAS CASTAÑAS
• Fibra:LAS ALMENDRAS
• Proteínas: LOS CACAHUETES
• Grasas: LAS NUECES DE MACADAMIA

¿Qué beneficios tiene el consumo de frutos secos?

Numerosos estudios epidemiológicos han demostrado que el consumo de frutos secos se asocia a un menor riesgo cardiovascular, mortalidad por diferentes causas y mortalidad total.

Los ensayos clínicos de intervención han demostrado que este consumo diario protege frente a diversos problemas cardiovasculares.

Además, reducen el colesterol “malo” (pinchar aquí el enlace al artículo de los huevos que viene explicado el tipo de colesterol) y triglicéridos, ayudan al control de peso, se asocia con un menor riesgo de diabetes, etc.

¿Entonces podemos comer todos los días frutos secos?

Por supuesto que sí. Se recomienda un puñado de 30-40 gramos de frutos secos crudos o tostados in añadidos ya que “no van a engordar”, van a producir una mayor saciedad y por lo tanto, control del apetito y con ello podremos beneficiarnos de todas sus propiedades que reducirán el riesgo de padecer enfermedades crónicas no transmisibles como por ejemplo, la obesidad.

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