Navidad. Diciembre. Y con él reaparece ese espíritu para envolver el final de año con turrones, reencuentros, villancicos, grandes cenas…. Todo bajo el muérdago del amor. Pero… ¿es ese espíritu tan bueno como aparece en las películas y en los anuncios de la tele? ¿Lo llena todo de paz y amor? Si lo dudas y odias esta época del año, es posible que el espíritu navideño se te parezca más a un fantasma que te amarga hasta los dulces.
Con las Navidades llegan los reencuentros. Muchos queridos pero otros, no tanto. Y es que es muy probable que coincidas con gente con la que no te llevas tanto, que no te cae tan bien o que hayas tenido problemas en el pasado. O que simplemente, juntar a muchas personas alrededor de una mesa con amplias horas por delante para hablar de multitud de cosas, puede no resultar una misión fácil. Salir de una pieza de estas reuniones puede ser complicado especialmente cuando se tocan ciertos temas. Las Navidades traen turrón y regalos, pero no cuentan con una varita mágica que solucione nuestros problemas para pasar una noche buena.
A falta de varitas, vamos a explicarte qué tienes que hacer para espantar a los fantasmas y desactivar la bomba de las discusiones alrededor de la mesa:
“Muy bien, ya estás aquí. Es la cena de nochebuena y estás rodeado/a de toda tu familia. Hay personas que hace mucho tiempo que no ves y tienes varias horas por delante. Eliges asiento, cerca de la gente con la que tienes más confianza. Comienza la cena y con ella el despliegue de comida y bebida. De repente, notas el aire más cargado, como tenso… No hay duda. Ha vuelto. Una vez más, arremetiendo con fuerza y en tu propia Navidad… Es: EL TEMA*”.
*EL TEMA: asunto alrededor del cual giran las discusiones en familia. Tiene la capacidad de acelerar el enfado de cero a 100 en 10 segundos y de arruinar Navidades, generando enemigos donde antes había amigos. Puede ser conocido por todos de antemano o aparecer repentinamente. La política y las rencillas anteriores suelen ir en cabeza (o en migrañas).
- Evita los temas que alteren los ánimos. Puede que haya ya un tema muy sensible en tu familia o puede que surja sin más algún desacuerdo durante la cena. Si es el caso, expresa que no quieres seguir hablando de ello y que pueden hablarlo en algún otro momento. Repítelo amablemente varias veces si es necesario y cambia de conversación.
- Retírate temporalmente si ves que no puedes manejar tu enfado. Una vez te notes más calmado/a, puedes expresar qué te ha molestado de manera asertiva, sin ofender pero defendiendo tu opinión.
- Elige el momento más adecuado para expresar molestia o enfado. De manera privada y cuando las aguas estén tranquilas.
- No saques asuntos del pasado. En una cena no se van a arreglar y contribuirán a caldear el ambiente. Si te los sacan, expresa que no es el momento y que podrá hablarse cualquier otro día.
- Planifica todo con antelación. Evita las prisas y los agobios de última hora.
- No es obligatorio sentirse feliz. Se vende la Navidad como una época en la que hay que pasarlo bien, olvidando los problemas. No fuerces las cosas, sé cordial, pero recuerda que no tienes que tener relación con todos si no quieres.