Cuando no nos dejamos después de habernos dejado

Después de un “hemos terminado” nos toca empezar a escribir un nuevo capítulo en nuestra vida. Sin embargo, si no nos aseguramos de poner un punto y final, podremos haber escrito el prólogo para empezar a girar en un nuevo párrafo lleno de puntos suspensivos.

¿Por qué cuesta tanto pasar página?

Para poder hacerlo no basta con cambiar de historia, hay que echar mano de los finales cerrados. Un final abierto se nutre de heridas que no cicatrizan.

Hablar o hacer como si nada, seguir en contacto frecuente o dar falsas esperanzas en forma de frases ambiguas son formas de generar un ambiente tóxico que pretende retener el cambio.

Para abrir paso al duelo hay que cerrar completamente la puerta a tu antigua relación. Si decides soltar, suelta. Si te quieren soltar, suéltate. Aquí, las medias tintas te impedirán ver las cosas claras y, sobre todo, te traerán incertidumbre.

Se necesita espacio y tiempo. Una ruptura es muy dolorosa y hay que pasar por ese dolor para superarlo, pero puedes usar ese espacio y ese tiempo para construir tu nueva vida. Si no lo tienes, no tendrás hueco para ti.

Si estás pasando por una ruptura, te dejamos algunas claves que te pueden ayudar para pasarla de la mejor manera posible:

• No te aísles. Queda con tus amigos y tu familia. Rodéate de gente que te quiere.

• Ocupa tu tiempo. No se trata de evitar pensar en ello, se trata de encontrar una nueva rutina que te dé experiencias nuevas y satisfactorias. Cuando se pierde a una pareja, se pierde también la rutina asociada a ella. Por lo que quedarse en casa no es una buena opción. Sal, amplía tus hobbies, haz deporte. Aumenta tus experiencias positivas. Si te vienen los pensamientos, no rehúyas, pero trata de no engancharte a ellos y darles cuerda o vivirás perdiéndote tu día a día.

•   No trates de evitar el dolor a toda costa. Cuando se sufre una  érdida, a veces las emociones resultan abrumadoras. No trates de evitarlas, pues si quisiste a alguien, ese dolor es inevitable. Beber alcohol, salir de fiesta o jugar a videojuegos en exceso, sumergirse en el trabajo… Pueden llegar a ser formas de evitar sentir y, como decíamos antes, ocuparse no es evitar. Y evitar hace que todo se haga más grande.

• Recuerda que todo es pasajero. El sufrimiento es temporal y no durará eternamente, aunque haya momentos en los que pienses que sí. Llegará un día en el que te des cuenta de que ya duele menos.