El enfado es una emoción que casi todo el mundo calificaría de desagradable al experimentarla. Y a pesar de que es útil, pues nos ayuda a identificar y alejar amenazas, muchas veces nos acaba fastidiando planes y días enteros. Esto ocurre cuando el enfado se extiende mucho más allá de la situación en la que ha aparecido, cuando nos dura tanto que parece que nos quedamos anclados dándole vueltas como en un tío-vivo. ¿Te han dicho alguna vez que saltas por cualquier cosa? Si es así, puede que notes que el enfado interfiere en tu día a día colocándote obstáculos con los que tropiezas una y otra vez.
Para ayudarte a mantener a raya tu enfado, te dejamos esta guía para que busques otras alternativas más saludables.
Identifica: ¿Qué ha pasado?
El enfado no aparece de la nada, está conectado con situaciones que lo disparan. Para identificarlo te dejamos una pista, y es que está formado por piezas más pequeñas: lo que pensamos, lo que hacemos, lo que sentimos.
Analiza: ¿Por qué creo que lo ha hecho?
¿Por qué parece que cualquier cosa tiene el poder de irritarnos? Las situaciones que vivimos están cargadas de subjetividad y es en esta subjetividad en la que reside nuestra interpretación de los hechos. ¿Qué es lo que pienso de lo que ha pasado? ¿Cuánto hay de cierto en mi análisis?
Examinar exhaustivamente las pruebas que tenemos nos ayudará a demostrar si un pensamiento es cierto o no. Si se puede avalar, será sólido. En caso contrario, tendremos que buscar otra alternativa.
Reflexiona: ¿Cómo te hace sentir el continuar enfadado?
Muchas veces basta con pararnos a pensar cómo nos hace sentir, analizar lo desbordados que nos sentimos. Darse cuenta de que continuar en el bucle no nos aporta nada bueno y pasar a la acción para dejar de poner nuestro foco en el enfado.
Sé práctico: ¿Para qué me sirve?
Podemos lanzarnos preguntas a nosotros mismos que nos ayuden a ver la utilidad de un pensamiento o de una acción. Si algo no me ayuda a conseguir mis objetivos a corto o largo plazo, entonces es que no será útil.
Explora: siempre hay más alternativas, tú decides sobre qué pones tu lupa.
Centrarnos en el momento cuando ocurre lo que nos ha causado enfado es inevitable. Sin embargo, seguir machacándote y únicamente estar en busca y captura de estas situaciones que te causan esta emoción, es elección personal.