Mujer del siglo XXI es lo primero que pienso a la hora de definirme. Una mujer que no cree que deba encasillarse en un único rol, porque sólo integrando todas las facetas que la componen será capaz de dar lo mejor de sí misma. Como madre, como psiquiatra, como amiga, como docente, como deportista, como gestora sanitaria, como viajera, como eterna estudiante, como ser humano en búsqueda continua de más y mejores respuestas.
La Psiquiatría es un marco ideal para encontrar respuestas de las que, irremediablemente, surgen más preguntas. Después de más de 20 años de ejercicio profesional, sigo considerando un honor el que una persona se siente frente a mí para hablarme de lo que le hace sufrir, de su malestar psíquico, en un momento de máxima vulnerabilidad, y deposite su confianza para que la acompañe en su proceso. Un honor que conlleva una enorme responsabilidad y a la que debo responder con ciencia, conocimiento, estudio, rigor y también con ética, moral y un enfoque basado en las necesidades y demandas de la persona que acude en busca de ayuda.
El paciente, el usuario, la persona, es quien debe estar en el centro del proceso terapéutico porque al fin y al cabo es su proceso. Como profesional debo adaptar el conocimiento y la formación adquirida a las necesidades que el paciente manifiesta, desde una perspectiva integradora que jamás pierda de vista el contexto vital y la realidad personal del otro, y es que somos indivisibles al contexto, a lo que nos rodea.
Poder investigar, indagar, explorar, buscar áreas y recorridos de mejora, acompañar al otro en su sufrimiento y avanzar en un proceso terapéutico es un reto siempre apasionante, al que debo acercarme siempre con todo el respeto que la persona que confía se merece. Respeto al sufrimiento, a la dignidad y a la autonomía personal.
Podría acabar, resumiendo, que la Psiquiatría es aquello de lo que nunca puedo cansarme.
Médico Especialista en Psiquiatría
Hospital Universitario Nstra. Sra. de la Candelaria