Tel. 672 137 146

Blog
Relaciones que duelen

Discuten. Se gritan. Se insultan. Se ignoran, te ignora o la/o ignoras. No hablan las cosas, esperan a que el otro las sepa. Se exigen. “Cambia esto, no hagas esto así”. No se dejan ser.

Crece la incertidumbre y respiras angustia. ¿Y si le digo esto y se enfada? Echas de menos hacer cosas sin que se malinterpreten o se lleven al terreno personal. Simplemente se te ha olvidado escribirle pero parece que lo/a has dejado “abandonado/a” antes de entrar a quirófano por cuestión de vida o muerte. Todo es un problema, una falta de respeto y todo, todo, siempre personal. Una conversación en el súper puede convertirse en una bomba a punto de estallar si a lo mejor se te olvida coger lo que sabes que le gusta.

Puede que si estás dentro de este ambiente todo te pase más desapercibido porque la sutileza lo convierte en casi transparente. Pero al final, tu bienestar se vuelve opaco. Sin darte cuenta sientes que no eres feliz y estás respirando humo. Este tipo de relaciones son más comunes de lo que parece. Quizás estés en una, o hayas tenido alguna así y no sepas cómo se puede tener una relación sana. “Normal”, piden muchos. Tranquila, incondicional, llena de amor y vacía de rencores. Y volver a respirar aire puro.

Lo primero es identificar todo aquel elemento tóxico. Y saber decir que no. Porque te mereces una relación en la que te hagan sentir querido/a y te dejen ser. Sin que te digan lo que tienes que hacer ni cómo todo el rato. Piensa en si te manipulan, si empiezas una conversación con alguien para expresar que algo te ha molestado y has acabado, sin saber cómo, pidiendo tú disculpas. Puedes defenderte.

¿Qué es lo que hace que una relación acabe, presa de la hostilidad?

Existen cuatro factores que si están presentes pueden pronosticar un mal desenlace. Son los llamados “cuatro jinetes del apocalipsis” (Gottman, Notarius, Gonso, Markman, 1979) y constituyen formas inadecuadas de expresar las emociones que terminan por hundir una relación sana en un pozo de veneno:

  • Críticas reiteradas: Lo que se consigue con ellas es descalificar. Y pueden presentarse de varias maneras: directamente como “no sirves para nada” o “eres un egoísta”, camufladas en preguntas “¿por qué eres tan desconsiderado?” o rechazando aspectos de la personalidad del otro.
  • Desprecio: Puede expresarse a nivel verbal o no verbal. A veces se cree que la comunicación no verbal no tiene tanta relevancia, pero es donde recae la mayor parte de la información interpersonal. Con este factor es con el que se predice mejor la posibilidad de divorcio.
  • Indiferencia: Falta de sensibilidad, no prestarle atención ni tener en cuenta sus opiniones o intereses.
  • Actitud defensiva: Con ella se busca eludir la responsabilidad propia o directamente negar que existe algún problema cuando aparece alguna queja por parte del otro. Tener esta actitud implica interpretar que nos están atacando por lo que se suele responder también con un ataque.

Puede que te hayas sentido muy identificado/a con todo lo que hemos escrito. Y creas que es imposible salir, cambiar o tener una relación diferente que te haga irte a la cama con una sonrisa y no con esa ansiedad recorriéndote el pecho. Podemos ayudarte. Porque una relación así deja consecuencias en tu autoestima, en tu forma de ver el mundo y en tu estado de ánimo. Recuerda que en el Centro de Psicología Idea tenemos a los mejores expertos de psicología en Tenerife y que tener una relación de pareja sana es posible.

compartir

Cuidar tu salud emocional es una buena Idea. Queremos compartir contigo algunas de las claves para gestionar los retos de la vida diaria: ansiedad, vida familiar, relaciones de pareja… ¡Te esperamos en los comentarios!

Categorías
Últimas entradas
Síguenos