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¡No me ignores!

Sentirse ignorado, es probablemente una de las peores emociones que las personas podemos experimentar.

Cuando un ser querido te ignora, es como si esta persona te despreciara y no fueras importante para ella, también lo puedes interpretar como si tus emociones no cuentan para esta persona o que no significas nada para ella. Si eres adulto, las interpretaciones anteriores son las más habituales, pero si eres un niño… probablemente no lo entiendas así. Sino más bien, como que tus padres no te quieren. 

Hoy en día, a muchas familias se les recomienda, ignorar a los hijos cuando estos están en un momento emocional intenso, pero esto no es del todo correcto. Cuando hablamos en terapia de extinguir una conducta, no se hace así sin más. Antes de llegar a esto, el terapeuta ha tenido varias conversaciones con la familia en la que ha recogido toda la información necesaria y útil, como para poder determinar que lo más adecuado es utilizar esta técnica. El psicólogo explicará tanto a los padres como al niño/a cómo se va a realizar. Ya que utilizar este tipo de técnica sin una forma estructurada puede aportar afectos negativos para el niño, como aumento de su malestar y sensación de distancia con sus padres.

 

Pongamos un ejemplo: 

  • Llegas a casa, hoy no has tenido el mejor día en el trabajo. Al final de tu jornada, un cliente se ha puesto muy “pesado” y has salido más tarde de lo que esperabas. Te enfadas porque querías hacer unas compras antes de llegar a casa, y la emoción de rabia va en aumento. Al llegar a casa tu pareja te pregunta que tal y aunque empiezas a contarle serenamente lo ocurrido, llegado un punto explotas y comienzas a gritar. A continuación, tu pareja te ignora e incluso se marcha de la habitación y te deja solo/a. ¿Cómo te sientes?

“Probablemente, en estos momentos te sentirás enfadado/a y pensarás que encima de que le estas contando lo mal que estás, esta persona te deja ahí y no te escucha. Casi seguro que tu malestar aumentará”.

 

Con los niños, ocurren situaciones similares. No son malos días por no conseguir un ascenso, pero sí son malos días por no conseguir lo que para ellos es su mundo, dependiendo de su edad. 

Otro ejemplo: 

  • Estás en casa, llega la hora de comenzar a recoger porque ya esta la cena en la mesa. Avisas de de que vayan recogiendo y en un momento, sin saber porque tus hijos empiezan a pelear entre ellos por un juguete, se empiezan a gritar y empujar. Uno de ellos, consigue finalmente el juguete y el otro te llama. En ese momento, miras a ambos y sin decir nada te vas de la habitación. ¿Cómo crees que se sentirán?

En ambos ejemplos, existe un error común. Y es que cuando ignoramos de esta manera, creamos malestar en la persona, y si has experimentado algo así en tu vida adulta, ya sabes que no es agradable. Entonces ¿cómo se debería hacer? 

En nuestro centro, contamos con un equipo de profesionales expertos en psicología infantil, que te acompañarán y orientarán para afrontar estas situaciones de una manera adecuada, proporcionándote las herramientas necesarias en cada caso.

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Cuidar tu salud emocional es una buena Idea. Queremos compartir contigo algunas de las claves para gestionar los retos de la vida diaria: ansiedad, vida familiar, relaciones de pareja… ¡Te esperamos en los comentarios!

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