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Fibromialgia ¿Qué es y en qué te puede ayudar la psicología?

Alguien que sufra fibromialgia siente dolor en el cuerpo a nivel musculoesquelético de forma constante al menos durante tres meses. Lo siente, además, en situaciones que habitualmente no son dolorosos y de una manera muy intensa. Es generalizado y viene acompañado por otros síntomas como fatiga, problemas de sueño, ansiedad y depresión. Además, no tiene un origen conocido.

Para diagnosticarla no se realiza una prueba específica, sino que es necesario descartar la existencia de otras patologías, ver desde cuándo se padece el dolor y si éste se sufre presionando moderadamente sobre 11 de 18 puntos de dolor del cuerpo previamente definidos.

Los síntomas psicológicos tienen una gran importancia en la fibromialgia y están presentes de manera muy intensa desde las fases iniciales, donde los pacientes pasan un periodo de ajuste crítico hasta que son conscientes de la enfermedad crónica a la que tendrán que hacer frente, junto con los cambios que esto supondrá en sus vidas. De hecho, las personas con fibromialgia suelen tener ansiedad y/o depresión en mayor proporción que la población normal.

¿En qué te puede ayudar la psicología?

El dolor propio de la enfermedad y las limitaciones que ésta supone, generan un impacto que frecuentemente sobrepasa las habilidades que tiene la persona para poder afrontarlo todo. Por lo que los pacientes con fibromialgia presentan problemas como ansiedad, depresión, alteraciones de sueño y problemas en las relaciones interpersonales que dificultan y afectan a su calidad de vida.

El objetivo de la intervención psicológica es conseguir herramientas para afrontar la enfermedad de la mejor manera y por tanto, reducir el deterioro que produce en la vida de las personas. El malestar emocional está relacionado con un empeoramiento del dolor crónico, por lo que aprender herramientas para a reducir el estrés y la ansiedad a través de estrategias específicas es necesario para mejorar la calidad de vida previamente deteriorada.

Generalmente, las personas intentan evitar el dolor y esto a veces les lleva a reducir notablemente su actividad. Esto hace que los pensamientos negativos aumenten y el estado de ánimo baje, pues la rutina se verá realmente afectada. Se trata de ir incorporando poco a poco actividades, de forma moderada. Aprender un ritmo nuevo, pero sin perderlo.

También es muy importante la manera de relacionarse con el dolor es muy importante. Aquí median los pensamientos y creencias que determinarán en gran medida cómo afrontarlo. Pensar “no tiene solución” o “soy incapaz” puede ir en sintonía con las emociones que se tienen pero, aunque es cierto que el deterioro puede ser notable, también existe la posibilidad de “aunque me cueste, puedo hacerlo”. Se trata de buscar una visión centrada en lo que se puede ir consiguiendo poco a poco, ya que los pensamientos excesivamente negativos no sólo se saltan lo positivo, sino que aumentan el malestar y limitan más. Por eso es importante mantener un nivel moderado de actividad, para poder ir contrastando que se es capaz de conseguir ciertas cosas a lo largo del día. Para poder vivir mejor a pesar del dolor.

Nosotros aquí, en el Centro de Psicología Idea, te podemos ayudar. No dudes en contactarnos. Trabajando juntos haremos que tu malestar, sea menos malestar 😉

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Cuidar tu salud emocional es una buena Idea. Queremos compartir contigo algunas de las claves para gestionar los retos de la vida diaria: ansiedad, vida familiar, relaciones de pareja… ¡Te esperamos en los comentarios!

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